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Wednesday, December 1, 2010

JOSHUA (1976)


Al final de la guerra de secesión, un exsoldado negro llamado Joshua se encuentra con la triste noticia del asesinato de su madre a manos de un grupo de bandidos. Los facinerosos asaltaron el rancho en el que ella trabajaba, dejando malherido al dueño y secuestrando a la novia de éste (trás haberla violado), a la cual había comprado un tiempo antes. Joshua emprende una misteriosa venganza en la que de manera taciturna irá aniquilando uno a uno a los responsables de la muerte de su madre.


El último de los westerns protagonizados por Fred Williamson en los 70, es este desangelado y más bien pobretón trabajo, que aparentemente remite (como ya se ha comentado en otros lugares) a los ejercicios de género realizados unos años antes en Europa. Al menos, en lo que se refiere a la temática y la caracterización del personaje de Williamson, ya que la extraña realización a cargo de Larry G. Spangler conecta de manera involuntaria con el díptico de Monte Hellman*: la frialdad expositiva, la escasa relevancia de las escenas de acción, el acercamiento cuasi-documental al paisaje, la propia interpretación del protagonista...


Conocido tambien como Black Rider, este western ofrece muy pocas cosas destacables. El abúlico ritmo de su narración se ve acompañado por una desafortunada banda sonora, que refuerza aún más la sensación de indiferencia que provoca la historia contada. Las pocas escenas de acción carecen del impetu de los citados modelos europeos, y el desarrollo de la historia no profundiza en ningún aspecto en concreto. Sirvan como ejemplo dos detalles: la mujer secuestrada sufre un inesperado cambio de personalidad nunca explicado y Joshua pretende mostrarse aunque sin conseguirlo, como un personaje modelo aunque sin cargar las tintas en el consabido mensaje racial (algo que le diferencia de sus anteriores westerns).


El guión del propio Williamson se muestra ingenuo y dubitativo en muchas ocasiones, optando por describir con escasas pinceladas a la mayoría de personajes sin que las propias acciones del protagonista alcancen un peso dramático en la narración. Joshua suelta algunas frases lapidarias sin lograr en ningún momento el efecto deseado. Por lo demás, el film incluso nos evita disfrutar de la presencia de Isela Vega, muy apagada en su rol y nos proporciona un momento francamente delirante en un enfrentamiento entre nuestro protagonista y un grupo de forajidos que parecen sacados de cualquier anuncio televisivo de Marlboro.


Joshua (1976) producida por la Po´Boy Productions (compañía del propio Williamson) es una recomendación exclusiva para completistas de la filmografía de Hammer o asiduos de la blaxploitation sin ánimos de sacar nada provechoso.

*Me refiero lógicamente a sus dos westerns: A través del Huracán (1965) y la excelente El Tiroteo (1967).

Monday, February 15, 2010

VIGILANTE (1982)*

Muchas Blaxplotation presentaron a héroes negros al margen de la ley, imponiendo su justicia a sangre y fuego mediante métodos bastante violentos. Títulos como Gordon´s War (1973), Trouble man (1972), Truck Turner (1973), Slaughter (1972), Slaughter ´s Big Rip-off (1973), The Black Six (1974), Three Tough Guys (1973) o incluso las aventuras del mismísimo Shaft son buenos ejemplos de ello.



Pero fue El justiciero de la ciudad (1974) película dirigida por Michael Winner y realizada a la mayor gloria de Charles Bronson la que puso de moda al vigilante urbano. El film, uno de los títulos más emblemáticos del cine de acción norteamericano setentero, incidía en los instintos más básicos del espectador de la época: desánimo ante el declive del sistema político occidental, la situación de crisis económica, dudas ante la efectividad de las fuerzas del orden, el evidente aumento de la criminalidad…. La temática no era novedosa. Innumerables westerns y películas de cine negro habían presentado ideas similares en contextos parecidos. Sangrientos pistoleros y personajes al margen de la ley habían escenificado todo tipo de venganzas en innumerables euro-westerns (uno de sus temas de cabecera). Pero lo que distinguía a la película de Bronson de otros modelos era mostrar una violencia sin tapujos desencadenada en una ciudad moderna, cuna del desarrollo humano.


Ya en los años precedentes, el cine había presentado a policías en la cuerda floja legal en títulos tan importantes como French Connection/Contra el imperio de la droga (1971) y Harry, el sucio (1971), convertidas con el paso del tiempo en auténticos clásicos. Muchas de estas películas, explotaron las situaciones violentas sin ningún tipo de rubor como la sangrienta saga de El exterminador. Otras, las más minoritarias, reflexionaron con agudeza sobre la figura del justiciero urbano, sus frustraciones y la propia sociedad que los generaba, caso del excepcional Taxi Driver (1976) de Martin Scorsese, con un fascinante y posteriormente imitado Robert de Niro. Otros títlulos reseñables en la modalidad serían El ex-preso de Corea (1977, John Flynn), A la caza (1979, William Friedkin) y Ms45 / Ángel de venganza (1981, Abel Ferrara). Esta última es doblemente destacable, porque el viril justiciero era sustituido por una afligida e inocente joven, violada dos veces el mismo día, que eliminaba de forma contundente a sujetos poco recomendables.


Ya en los 80, y saltándonos la maraña de subproductos que invadieron los estantes videocluberos podríamos recuperar la estimable Vengador/Punisher (1988), primera y sin duda superior adaptación del personaje de comic creado en el seno de la Marvel tétricamente interpretado por Dolph Lungrend, acompañado en sus andanzas por el insustituible Louis Gosset, Jr.


En los últimos años parece haber un repunte de la temática en títulos dispares con clara vocación Blockbuster como la magistral Mystic River (2002), la muy resbaladiza La extraña que hay en ti (2007), la expeditiva y funcional Sentencia de Muerte (2006), la muy comercial Taken/Venganza (2008), la exitosa Gran Torino (2009) e incluso inesperadas incursiones británicas como Outlaw (2006) o la muy reciente y recomendable Harry Brown (2009), en la que un inesperado Michael Caine con todos sus achaques y a sus 77 años de edad vuelve a las calles para aplicar la ley del talión.


Vigilante (1982), la segunda película oficial del olvidado William Lustig es un título a recuperar. Una obra de escaso presupuesto hábilmente hilvanada y que juega inteligentemente sus cartas dentro de la temática que nos ocupa. Este western urbano, consecuencia directa del exitoso film de Bronson (de hecho, coincide en el tiempo con su secuela, llamada explícitamente en España Yo soy la Justicia), cumple las reglas básicas de estos films. La visión tétrica y sórdida de un Nueva York carente de justicia donde la ley la imponen un grupo de vigilantes (comandados implacablemente por The Hammer) se contrasta con la experiencia de un hombre cuya familia es destrozada por un grupo de pandilleros, uno de los cuales asesinará brutalmente al hijo del protagonista.


La película contiene todos los ingredientes del subgénero, pero su deshilvanada narración, las violentas escenas brillantemente estilizadas (los asesinatos adoptan la forma de auténticas ejecuciones) y la frialdad de sus imágenes muy bien apoyadas por su cuidada fotografía, la convierten en una obra menor aunque reivindicable. Robert Foster protagoniza este título donde nuestro Fred Williamson le roba por momentos el protagonismo organizando un grupo de vigilantes, persiguiendo a algún que otro desaprensivo y en uno de los momentos menos políticamente correctos de la cinta lanzando una arenga a favor de la autodefensa que puede dejar perplejo a espíritus moderados y cuidadamente progresistas. La película fracasó aunque fue recuperada posteriormente gracias al miniculto alcanzado por alguno de sus protagonistas: los citados Foster y Williamson, a los que hay que unir a Woody Strode , Joe Spinell e incluso el músico Willie Colon.


*El presente texto apareció anteriormente integrado en un artículo que escribí sobre el director William Lustig para la publicación vallisoletana "20 ML" y que posteriormente recuperé para "Psychotronic Kult Video". Tan solo he modificado y actualizado algunas partes del mismo.

Wednesday, February 18, 2009

FRED WILLIAMSON: EL MARTILLO NEGRO (y IX)

8.- As time goes by



Cerramos nuestro periplo con algunas curiosidades, no exentas alguna de ironía, en una trayectoria tan peculiar como la de Fred Williamson.



• Finales de los 50 hasta 1967. Se desarrolla su trayectoria como jugador profesional. Militó en el equipo de la Universidad de Northwestern, antes de pasar a los Pittsburgh Steelers en 1960. Su etapa más recordada la vive dentro de los Oakland Raiders (4 temporadas) y en los Kansas City Chiefs (3 temporadas). Es en este último equipo donde surge el sobrenombre de The Hammer, por su manera de utilizar el antebrazo contra sus adversarios.



• 1974. la ABC TV Network le elige como comentarista deportivo para el programa Monday Night Football, pero obligaciones laborales y su evidente inadecuación en tal cometido hizo que rápidamente fuese sustituido.





• 1977. Mientras rueda en Italia Aquel Maldito Tren Blindado, Williamson se sacó de la manga una película de bajo presupuesto de título bastante expeditivo, Mr. Mean (1977). Conocida también como Destinazione Roma, Williamson interpreta a un ex-asesino de la mafia que es contratado para matar a su antiguo jefe. El actor utilizará los descansos semanales del film de Castellari para ir escribiendo sobre la marcha el guión y rodará la película los fines de semana tomando prestado una pequeña parte del equipo de rodaje sin que el productor lo supiese. Como se puede apreciar las enseñanzas de Larry Cohen no cayeron en saco vacío: cine guerrilla en estado puro.





• Mediados de los 80. La voz de Williamson acompaña los spots publiciarios de la marca de cerveza King Cobra. Por esos años también trabaja en alguna serie de TV como Half Nelson o Equalizer. Los Wayans le proponen aparecer en su parodia / homenaje blaxploiter I´m gonna git your sucka (1988), pero el actor no accede a reirse de la imagen que le hizo famoso. Uno de los personajes de la película que acabará interpretando Isaac Hayes llevará el nombre de Hammer.





• 1995. Quentin Tarantino y Robert Rodríguez orquestan una artificiosa cult movie repleta de asesinos, tiroteos, sangre, ex-sacerdotes en crisis existencial, burdeles fronterizos, putas vampiro, enciclopedismo fílmico en clave trash, musicas variadas y alguna que otra sorpresa (léase, Salma Hayek). El resultado acabó siendo denominado Abierto hasta el amanecer (1996), proyecto pre-grindhouse que sirvió a sus artífices para homenajear algunos de sus referentes cinéfilos, eso sí, con el fin de sacar la pasta al personal. Vista hoy, la película funciona mucho peor que en su momento, aunque su desvergüenza está a prueba de bombas. Lo mejor, sin lugar a dudas la aparición de la pareja Williamson – Savini a mitad de película en plena orgía de sangre en La Teta Enroscada. Al menos sus fans, agradecimos su pequeña aunque imponente presencia en pantalla: Williamson puro en mano, machacando vampiros; Savini, con su pistola pene y su pequeño látigo devolviendo alimañas al infierno. Lastima que no tuviesen más papel.





• 2009. Williamson sigue en pie y dando guerra. Hace unos meses se le pudo ver como jurado en el festival de Sitges. En estos momentos maneja diversos proyectos a ambos lados de la cámara. Black Kissinger que le reunirá de nuevo con miss Gloria Hendry y Spats, en la que produce, escribe y dirige, y donde se reencuentra con la vieja guardia de la blaxploitation (Richard Roundtree y Jim Brown) acompañados para la ocasión por el habitual Robert Forster. Dos thrillers de acción que siguen manteniendo vivo el espíritu del martillo negro en el nuevo milenio.

Wednesday, February 11, 2009

FRED WILLIAMSON: EL MARTILLO NEGRO (VIII)

7.- The Po´Boy times



The Hammer logra el éxito deseado a mediados de los 70. Vive la gran vida, asiste a fiestas, amplía ropero y zapatería, posa desnudo para la revista Playgirl…. pero no olvida sus obligaciones laborales y empieza una nueva aventura denominada Po´Boy Productions. La compañía permite al actor de color controlar personalmente los productos en los que interviene y dar así rienda suelta a sus nuevos retos. Este cambio también le facilita nuevos contactos, algunos de ellos en el mercado internacional, que los utilizará provechosamente en años venideros para sacar adelante nuevas películas o conseguir trabajo en producciones foráneas cuando la producción norteamericana le dé la espalda en su eterna búsqueda de nuevos rostros.



En 1976 se pasa a la dirección con Mean Johnny Barrows, un film de acción que precede en acontecimientos a la primera aventura de John Rambo. El tal Barrows no solo tiene que lidiar con su condición de excombatiente degradado durante la guerra en Vietnam sino también por su condición de raza. Además, ante la problemática de no encontrar salidas laborales tiene que aceptar el trabajo de un gang, en el que uno de sus miembros provoca una guerra entre bandas por el control del negocio. Una action-movie de tonelaje bajo salpicada, eso si, de presencias tan reconocibles como Roddy McDowall, Stuart Whitman, R.G. Armstrong, y en un breve papel, el siempre efectivo Elliot Gould.

Barrows no es el personaje habitual que suele interpretar Williamson en sus películas. Frente a este outsider algo superado por los acontecimientos, el actor siempre ha preferido a policías, detectives, caza-recompensas, aventureros o mercenarios que en todo momento controlan la situación e imponen su ley a sangre y fuego. En su condición de productor-actor siempre buscó personajes que pudiera repetir en varias películas iniciándose así pequeñas minisagas protagonizadas por un mismo personaje. El más característico de todos ellos fue Jesse Crowder, un detective privado con pasado policial que acepta todo tipo de encargos si el precio es justo. Así, en 1976, Williamson le dedica dos películas prácticamente rodadas a la par en los que el torvo private-eye se ve involucrado en todo tipo de entuertos. Abre el fuego No Way Back, en la que Crowder busca el rastro del marido de una misteriosa mujer en cuya desaparición están involucrados los habituales gangsters de postin. En Death Journey, por su parte y como indica su título, el detective tiene que proteger a un testigo en un violento viaje que les llevará desde L.A. hasta la gran manzana. Ambas producciones manejan presupuestos medios-bajos y ejemplifican muy bien el modelo de película que le gusta a Williamson: “Yo solo le pido dos cosas a los guiones que es lo mismo que quiere la audiencia. En primer lugar, tengo que conseguir a la chica. En segundo lugar, tengo que vencer en todas las luchas. No hace falta el suspense. Con estos dos ingredientes, seguramente la película será un éxito”.



Williamson consigue introducir a Jesse Crowder, aunque solo sea en el último cuarto de pelicula, en Blind Rage (1978), una psicotronía filipina dirigida por Efrem Piñón, en el que un grupo de amigos, todos ellos ciegos planean robar un banco. Acompañando a The Hammer, un habitual en sus películas setenteras, el actor D´Urville Martin.



El personaje, en un rol secundario cerrará sus aventuras en The last fight (1983), un thriller dramático de ambiente boxístico escrito, producido y dirigido por Williamson. Esta vengeance-movie protagonizada por los músicos Rubén Blades y Willie Colon vuelve a explorar los tejemanejes en los que se ve sometido un púgil en su ascenso al campeonato mundial. A destacar las apariciones del gran Joe Spinell y el siempre polémico Don King.



En la filmografía del protagonista de Black Caesar (1973), abundan papeles muy similares a Jesse Crowder. Las diferencias entre Frank Hook en The Big Score (1983), Thomas Fox en Foxtrap (1986), el pomposo Jake Sebastián Turner de The Messenger (1986), el policía Soda Cracker de The Kill Reflex (1989), o John Steele en Steele´s Law (1991) son mínimas. Hombres de acción a un lado u otro de la ley pero siempre imponiendo justicia, casi siempre la suya, a un módico precio o por convicciones personales. La venganza es un plato que Williamson repite con frugalidad en muchas de sus películas. Aunque solo sea como reclamo, destacan algunas de sus producciones por el conjunto de rostros conocidos, muchos curtidos en el cinema bis y aledaños, que aparecen en pantalla. Un claro ejemplo lo tenemos en South Beach (1992) una action movie dirigida por él en cuyo reparto se dejan ver Peter Fonda, Gary Busey, Robert Foster, Stella Stevens, Henry Silva, Sam J. Jones o la ex- modelo y ex-cantante Vanity. Una buena excusa para echar un vistazo a este direct-to-video.



El último tough guy de esta cansina nomina lo encontramos en Dakota `Dak` Smith, un detective de homicidios a la caza de serial killers, polis corruptos y traficantes de droga, cuyas aventuras se han prolongado en cuatro títulos de producción propia: Night Vision (1997), Down´n Dirty (2000), The rage within (2001) y On the edge (2002). A lo largo de las mismas, y como sucedían antaño en los seriales y series de TV, los rostros conocidos abundan por doquier: Cynthia Rothrock, Robert Foster (again), Gary Busey (que tampoco se pierde una), Tony Lo Bianco, David Carradine, Andrew Divoff, Charles Napier, Bubba Smith, Richard Norton, Ron O´Neal, Bernie Casey, Ice-T e incluso el inesperado Jim Brown. Viejos aromas de cine blaxploitation que perviven en una época dominada por la televisión por cable, el DTV y el world wide web.

Sunday, February 8, 2009

FRED WILLIAMSON: EL MARTILLO NEGRO (VII)

6.- Blaxploitation vs Gangsploitation



En 1988 Dennis Hopper regresaba a la dirección con Colors, un interesante policíaco que marcaría el inicio de una nueva corriente dentro del cine afroamericano. El filme narraba el dia a dia de una pareja de policías, uno experimentado y pausado (Robert Duvall), el otro joven e impulsivo (Sean Penn), miembros de un grupo especial dedicado a combatir el narcotráfico y la violencia entre las bandas que controlan el Este de Los Angeles, principalmente los Bloods y los Crips. Lo más interesante de la película de Hopper era su alejamiento del tono lúdico que durante los ochenta dominó el cine policíaco optando por una mirada casi documental de las zonas mas asoladas por las guerras de bandas en la ciudad Angelina, concretamente de South Central, nuevo paraíso oscuro que será utilizado en años venideros por nuevas producciones. Esta producción se benefició de la ola de violencia que asoló la primavera de 1988 el oeste de Estados Unidos e incluso algunos actos de violencia fueron provocados en los cines en los que se proyectó el filme (promoción al mas puro estilo Castle). En Colors, aparte de actores de color que alcanzaran un importante status en años venideros (Don Cheadle, Damon Wayans, Glenn Plummer) fueron utilizados como extras miembros reales de las bandas e incluso en un breve papel aparecía el fundador de los Bloods. Uno de los elementos claves fue su banda sonora repleta de temas hip hop, empezando por el inolvidable Colors de Ice-T.



La repercusión de la película fue aprovechada por la nueva ola de directores afroamericanos que surge en el panorama cinematográfico a comienzos de los 90. Pimps, detectives de color, mafiosos, camellos, putas, black panthers, soul, funk, jazz… son sustituidos por pandilleros, tiroteos callejeros, tráfico de drogas, ropa deportiva, variedad de armas automáticas, graffities y hip hop… elementos que definen las claves del nuevo subgénero: la gangsploitation o Hood films. Los títulos más representativos son conocidos por todos: Boyz N the Hood (1991), New Jack City (1991), South Central (1992), Juice (1992), Menace to Society (1993), Clockers (1995),…



Larry Cohen y Fred Williamson se volvieron a reunir a mediados de los 90 para realizar Original Gangstas (1996), un anacrónico homenaje a las producciones afroamericanas setenteras, en plena decadencia del nuevo cine afroamericano, que recuperaba a algunos de los grandes actores del subgénero. Así junto a Williamson aparecían en la película Jim Brown, Ron O´Neal, Richard Roundtree, Pam Grier y Paul Winfield, acompañados por rostros curtidos en la serie B de las últimas décadas como Robert Foster, Charles Napier y Wings Hauser.



En su trama, un chico con posibilidades de salir del ghetto es asesinado durante un ajuste de cuentas entre bandas. En el mismo suceso, fallece también un anciano que les planta cara. El hijo del tendero del barrio, antiguo campeón de fútbol americano, regresa a casa y junto a la madre del chico asesinado, un viejo colega exboxeador y dos antiguos amigos desencantados con todo, movilizan al barrio para enfrentarse a las bandas. Al final la vieja guardia impondrá su ley a sangre y fuego.



Hot City es un film de acción y venganza que mira con ironía las nuevas tendencias en la cultura negra y los problemas que siguen acuciando a los barrios más desolados de población afroamericana. El filme parece sugerir que las nuevas películas de acción de pandilleros y hip hop no son nada en comparación con las viejas blaxploitation setenteras. Por ello, la película cargada de violencia no olvida las habituales denuncias aunque no elude la responsabilidad de la propia comunidad negra en el problema creado. Cohen como es habitual disemina a lo largo del metraje momentos de interés consiguiendo aunque solo sea eventualmente revivir un subgénero fenecido hace años. Un nostálgico canto de cisne en clave B que precedió a la excelente Jackie Brown (1997).



Wednesday, February 4, 2009

FRED WILLIAMSON: EL MARTILLO NEGRO (VI)

5.- The Italian Connection



El cine italiano no podía permanecer indiferente ante un fenómeno como la blaxploitation y pronto incorporó entre sus filas a alguno de sus máximos representantes. De todos ellos, el más afortunado y el que mantuvo una continuidad laboral con el país transalpino fue Fred Williamson. De hecho, cuando crea su productora a mediados de los 70, Po´Boy Productions, la compañía queda asentada en esos primeros años en Italia.



Ya en 1974, el protagonista de Hammer (1972), participó en dos producciones relacionadas con el entonces pujante poliziesco all´italiana. Crazy Joe (1974) narraba dentro de la tradición de las crook movies, el ascenso y caida de Crazy Joe Gallo, un gangster que pactó con todas las bandas criminales afroamericanas de Nueva York y que aprovechó esta alianza para enfrentarse a la mafia. Tal osadía fue resuelta con su brutal ejecución en un restaurante de Little Italy. Esta producción de Dino de Laurentiis fue dirigida por Carlo Lizzani y en su reparto destacaban la presencia de Peter Boyle, Paula Prentiss; Rip Torn y Eli Wallach.



Three Tough Guys/Tipos Duros/El policía, el gangster y el violento/Uomini duri (1974) es un policiaco netamente blaxploiter, producido por de Laurentiis y dirigido con mano firme por el gran Duccio Tessari. La película juntó en el mismo reparto al excelente Lino Ventura, al músico Isaac hayes (que se ocupó de la excelente banda sonora) y a Fred Williamson en un insólito papel de villano. En su trama, un ex-presidiario reconvertido en sacerdote, une sus fuerzas con un ex-policía para aclarar un extraño crimen. Persecuciones, tiroteos, peleas, ambientes barriobajeros, mugre urbana….para uno de los mejores títulos que dio la blaxploitation en los años 70, donde se nota el buen hacer de un cineasta especializado en westerns, policíacos y películas de aventuras.



Williamson es uno de los insignes bastardos de Aquel maldito tren blindado/Inglorious Bastards (1978), primera de sus colaboraciones con Enzo G. Castellari, un filme bélico claramente influenciado por clásicos como Doce del Patíbulo (1967), El desafío de las aguilas (1969) o Los héroes de Kelly (1969). Un grupo de soldados renegados a punto de ser transferidos para ser juzgados, logran escapar tras un ataque alemán. En su huida hacia Suiza deciden ayudar a la resistencia francesa en una evidente misión suicida. Hazañas bélicas made-in-Italy, con el habitual sello de Castellari: una obra intrascendente pero francamente entretenida, donde impera la acción, el humor y el dinamismo sobre los hechos dramáticos. En breve, y gracias a Tarantino, será película de culto.



Castellari y Williamson repetirán en los 80, dentro de un subgénero, el postholocausto, que generará en Italia todo tipo de rijosas producciones. Abrió el fuego, 1990: Los Guerreros del Bronx (1982), todo un éxito en las salas de sesión continua del viejo continente, y que aprovechaba el reciente éxito de Mad Max (1979) y 1997: Rescate en Nueva York (1981). Realmente, la película mezcla motivos de la película de Carpenter y de Los amos de la noche/The Warriors (1978), el clásico setentero de Walter Hill. En su metraje domina la acción arrítmica, montones de pandilleros, escenarios asolados, protagonistas psicotrónicos (el inenarrable Mark Gregory, Marco de Gregorio en su casa), aires de spaghetti western, y algo más de violencia que en sus precedentes norteamericanos. Para más señas, the Hammer encarnaba aquí a un extraño personaje denominado el Ogro.



Williamson no trabajó en su continuación, la violentísima Fuga del Bronx (1983), pero si lo hizo en Los Nuevos Barbaros (1982), fotocopia exploiter de Mad Max 2 (1981), rodada por Castellari con su habitual afición a la acción desmelenada. En esta ocasión, son 2 mercenarios los que ayudan a una comuna nomada a combatir los ataques de las sanguinarias bandas motorizadas. Sobran más palabras.



Sin irnos del subgénero, nuestro actor favorito también apareció en otros dos títulos abiertamente psicotrónicos. El Guerrero del mundo perdido (1983) fue un vehículo al servicio del actor-exterminador Robert Ginty, y del que tuvo que ocuparse ocasionalmente de la dirección. El guerrero en cuestión no viaja en coche sino en una potente moto, y se enfrenta a la brutal tiranía de Prossor (el inolvidable Donald Pleasence), lider de Omega. Un olvidable neowestern apocalíptico.



Algo más disfrutable es 2072: Los Gladiadores de Roma (1984), incursión de Lucio Fulci, en el postholocausto, donde se mezclaban elementos de Rollerball (1975) y el clásico peplum italiano, a ritmo de sintetizador. En el futuro citado en el título, un grupo de convictos son obligados a luchar a muerte reviviendo los antiguos combates de gladiadores. Detrás de ello, se encuentra un medio de comunicación que controla el poder. Como se puede apreciar en este escueto resumen una situación no muy alejada de nuestro presente. Fulci imprime ritmo y contundentes dosis de violencia para uno de los filmes más entretenidos del subgénero.





No cerramos tienda sin citar al menos otras delicias con las que Williamson nos deleitó en sus particulares vacaciones en Roma: Il cappotto di legno (1981), la trilogía Black Cobra (1987-90), Eroi dell´inferno (1987), Delta Force Comando I-II (87-90), Detective Malone (1990)… todas ellas a evitar salvo para completistas y degustadores de las exploitation italianas al borde del fin.

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