Showing posts with label BLACK HORROR. Show all posts
Showing posts with label BLACK HORROR. Show all posts

Friday, April 8, 2011

SCREAM BLACULA, SCREAM (1973)


No tuvo suerte William Marshall en nínguna de sus dos encarnaciones del vampiro negro. Su capacidad actoral y su cuidado porte, desafortunadamente no tuvieron resultados satisfactorios en sus dos apariciones fímicas. Sin embargo, el díptico sobre el personaje Blácula ha permanecido como uno de los más representativos de la etapa dorada de la blaxploitation y en Grita Blacula Grita (1973) se aprecian algunas mejoras respecto al título original.


Willis, un aspirante a recoger el báculo de un culto vudu tras la muerte de su sacerdotisa resucita al vampiro negro con el fin de eliminar a su rival Lisa. El regreso de la criatura de la noche desencadenará acontecimientos no esperados.


En esta primera y a la postre, última continuación de las desventuras del africano príncipe Mamualde, se contó con Bob Kelljan detrás de las camaras, un director que había logrado modernizar la figura del vampiro con sus dos films sobre el conde Yorga. La apuesta de la AIP era clara, y se aprecia un intento de dotar un aura terrorífica y seria a la figura de Blácula, alejándola del componente romántico que ensombrecía la popular Drácula Negro (1972).


Un aspecto que se resalta en esta secuela, es la intrusión de aspectos vinculados al folclore popular afroamericano, concretamente la intrusión del vudú, elemento que ayuda a contextualizar uno de los elementos temáticos más reseñables de la historia: el vampiro quiere utilizar un ritual iniciático para deshacerse de su maldición eterna. Un segundo aspecto que se puede destacar de la presencia de Kelljan, es el limitar el territorio de la acciones del vampiro, organizando su nuevo reinado y su nueva legión desde una solitaria mansión. Esto ya lo había desarrollado en sus dos films del citado conde Yorga, obteniendo estimables resultados especialmente en El retorno del Conde Yorga (1971), título con la que esta secuela del vampiro negro guarda algunos puntos comunes.


Kelljan prolonga también su interés por modernizar la figura del vampiro en la sociedad actual (los años 70 en que fue realizada la película) utilizando por ello un enfoque realista, donde lo fantástico no está reñido con las consecuencias que suele traer la plaga (aparición de cadáveres, incredulidad generalizada de la población, negación de la realidad de las autoridades policiales...) y en ocasiones irónico, en apuntes ciertamente simpáticos y reseñables (el vampiro asesinando a un par de delincuentes, el enfrentamiento con las fuerzas policiales o demostrando su superioridad intelectual ante petulantes profesores universitarios, supuestamente expertos en artes africanas).


Esta ruptura con los modelos clásicos del upiro, es lo más reseñable del acercamiento de Kelljan en sus films de terror. En esencia y centrándonos en Scream Blacula Scream, hay una cercanía muy directa con el personaje protagonista, convirtiendo al vampiro negro en antiheroe de la aventura narrada, mucho antes que la propia postmodernidad neogótica situase a los chupasangre en tal condición.


Desafortunadamente, no todo son buenas noticias. El filme se ve lastrado por un guión farragoso que no logra dinamizar las ideas apuntadas y donde los mejores momentos tienen que ver con las presencia de William Marshall en pantalla. Buena prueba de ello es el larguísimo prólogo que precede la resurrección de los muertos o las no siempre afortunadas apariciones policiales. Tampoco el citado elemento vudú es desarrollado satisfactoriamente en la trama, quedando más como un aditivo lustroso aunque finalmente vacuo. En lo que si salimos ganando es en la reducción al máximo de las escenas románticas o la desaparición de momentos humorísticos (el bueno de Ji-Tu Cumbuka no aparece ni sus delirantes chascarrillos tampoco).


Los fans de la serie pueden disfrutar con unos títulos de crédito animados firmados de nuevo por Sandy Dvore, la presencia de la espectacular Pam Grier (no obstante, desaprovechada en su papel), la presencia del gran Michael Conrad (el sargento Esterhaus de Hill Street Blues) y como ya hemos citado, de la excelente interpretación de William Marshall. Su grito final no tuvo demasiadas consecuencias.

Tuesday, December 22, 2009

DR. BLACK, MR. HYDE (1976)



La Dimension Pictures ha ido adquiriendo con el tiempo un singular status de culto. Creada en 1971 por el veterano productor, distribuidor y exhibidor Lawrence Woolner, tras abandonar la New World Pictures (que había fundado un año antes con Roger Corman), la compañía suministró a los drive-in y grindhouses todo tipo de exploitation movies a lo largo de los 10 años de su existencia. Lógicamente, uno de sus platos fuertes fue el mercado afroamericano al que proporcionó algunos de los hits de la época: Johnny Tough (1974), Dolemite (1975), Boss Nigger (1975), Brother, Can you spare a dime? (1975), Lady Cocoa (1975), Black Shampoo (1976), Ebony, Ivory & Jade (1976), The Muthers (1976), The Human Tornado (1976), Superdude (1976, en realidad se trata del reestreno del último film de Hathaway Hang up), Joey/Deliver us from evil (1977), Smooth Velvet, Raw Silk (1978) o esta libre adaptación de la novela de Robert Louis Stevenson, actualizada y situada en ambientes negros.



El Dr. Henry Pride comparte su trabajo en una pequeña clínica del barrio de Watts con sus investigaciones sobre la cirrosis. El medico pretende crear un suero que logre combatir a la terrible enfermedad, que una vez a cabo con su madre. Sin embargo, la formula resultante no traerá los frutos previstos y al experimentarla en si mismo el Dr. Henry Pride se convertirá en un violento ser albino que provocará la muerte y el terror en el barrio angelino.



Hay una serie de aspectos que hacen muy agradable el visionado de está insólita incursión en los terrenos de Jekyll & Hyde. Su director, William Crain, evita en todo momento aplicar a la historia un poso romántico lo que la aleja de su seminal Blácula. Además, el claro tono pop de su obra vampírica es sustituido aquí por dosis de realismo y claras connotaciones sociales. Comparte con su anterior film de terror una lógica actualización de los personajes clásicos del fantástico. El evidente mensaje antidroga y sus consecuencias no se oculta en ningún momento aunque tampoco se recalca. Hyde se sigue moviendo por los bajos fondos y sus víctimas pertenecen a un club de alterne de la zona. Aunque muchas de las muertes suceden en off, la sensación de terror urbano es palpable y la inevitable investigación policial no entorpece el desarrollo de la película.Que el campo de acción de la criatura sea la zona de Watts (aspecto nada irrelevante) o que el apellido del médico sea Pride son detalles que tampoco deben pasar desapercidos.



Dr. Black, Mr. Hyde (1976) fue en origen una idea del propio Lawrence Woolner posteriormente escrita por el guionista Larry Lebron, que sepamos su único crédito en una película. El filme fue ofrecido en principio a William Crain, que aunque no estaba muy convencido de repetir en el Black Horror acabó finalmente aceptando la propuesta. William Marshall rechazó el papel principal, aceptándolo en su lugar el gran Bernie Casey, a condición de que la película la dirigiese su amigo William Crain (ambos se conocían desde la secundaria). En la fotografía nos encontramos al prestigioso Tak Fujimoto y el maquillaje del monstruo corrió a cargo del joven Stan Winston, que resolvió los problemas con los que se encontró Zoltan Elek. La película fue un negocio redondo. Costo menos de 800.000 $ y recaudó 10 millones de dólares, teniendo un reestreno en 1979, bajo el título The Watts Monster.



Uno de los puntos fuertes es la interpretación de Casey, serena y física cuando lo exige la situación pero sumamente acertada. Su Hyde albino (detalle nada gratuito) acaba pareciendo un extraño socio del Hulk gris marveliano pero en ningún momento se esconde su condición de bestia descontrolada. Quedémonos, por lo tanto, con su curioso desenlace en las Torres Watts (escenario posteriormente reutilizado en Ricochet) de connotaciones clásicas (toca citar evidentemente a King Kong) y el ambiente oscuro y desasosegante que se va adueñando progresivamente del relato. Se puede decir que en esta ocasión Crain a pesar de sus limitaciones estuvo más acertado que en Dracula Negro.



Dr. Black, Mr. Hyde no es la única ocasión en la que el mítico personaje de Stevenson ha mudado de piel. Hace tres años Tony Todd protagonizó una nueva y actualizada versión del mito, The strange case of Dr. Jekyll & Mr. Hyde (2006, John Carl Buechler) y el indomable Abel Ferrara prepara su propia versión con Forrest Whitaker y 50 Cent.



Tuesday, December 15, 2009

SUGAR HILL (1974)



Ya hemos citado en alguna otra ocasión que la gran suministradora de Black Horror fue la American Internacional Pictures, la compañía de Sam Arkoff que prácticamente respaldó los títulos más conocidos y representativos del periodo: Blacula (1972), The thing with two heads (1972), Scream Blacula, Scream (1973), Abby (1974), Zebra Killer (1974), Sugar Hill (1974) o JD´s Revenge (1976).



Sugar Hill (1974) también conocida como The zombies of Sugar Hill y Voodoo Girl, es uno de los títulos más populares y recordados de esos años. Nos encontramos ante una exótica película de venganza en cuya disparatada trama se mezcla vudú, zombis, hampones, policías y una superblack woman de armas tomar. La película fue dirigida por Paul Maslansly, productor relacionado con el cine de terror (Il castello dei morti vivi, La sorella di Satana, La Linea de la Muerte, Carrera con el Diablo…), que se hizo de oro en los ochenta con la serie Loca Academia de Policía, aunque Sugar Hill fue su única incursión tras las cámaras.



El esquema utilizado no difiere de las habituales vengeance movies de la década sin embargo en el método de exterminio se introduce una curiosa variante fantástica. Diana “Sugar” Hill hace un pacto con el mítico Barón Samedi para acabar con la vida de los criminales que asesinaron a su novio. El Señor de los Muertos ofrece un ejército de zombis haitianos, que armados con machetes, irán eliminando uno a uno, a los citados criminales.



Realmente, estamos ante una película claramente desaprovechada pero con algunos momentos ciertamente reseñables. Como sucede con otras variantes terroríficas en el black cinema setentero, el filme mezcla con desigual fortuna horror y thriller policiaco, quizas desconfiando de su pontencial efectividad como obra terrorífica. Paul Maslansky se conforma con acumular los asesinatos salpicándolos con algún elemento irónico mientras la policía investiga el caso con caras extrañadas y pocos resultados. Los diálogos tienden a la hilaridad y las virtuales apariciones zombies son resueltas con aburrida atonía, perdiendo la oportunidad de desarrollar una auténtica película negra de muertos vivientes. De hecho, la trama policíaca en ningún momento queda bien vertebrada con los aspectos fantásticos del relato.



Puestos a disfrutar con algo de este extravagante desaguisado, habría que reseñar a un alucinado Don Pedro Colley como un Barón Samedi pre-Freddy Krugger (más cercano a los habituales pimps que a un auténtico señor de los cementerios), el despliegue de modelitos de la atractiva Marki Bey, las insólitas apariciones de la hechicera Mama Maitresse, la espantosa pelea entre Sugar Hill vs Celeste (o sea, Vengadora negra contra Puta blanca),la primera aparición zombie en una apartada zona pantanosa, el entretenido y ciertamente efectivo desenlace o el pegadizo superhit Supernatural voodoo woman interpretado por The Originals, gentileza del sello Motown.



El papel villanesco es interpretado por el finado Robert Quarry, un actor que mereció mejor suerte y mejores roles, y que aquí aporta su porte y elegancia a un personaje que no lo merece. Una pena, porque sus apariciones en el díptico Yorga, en la secuela de Phibes y en la reivindicable Madhouse, debieron ser mejor aprovechados por una compañía como la A.I.P.



Un detalle para terminar. La actriz Marki Bey tuvo poca relevancia en el cine afroamericano aunque su aparición en Sugar Hill es una de las más recordadas dentro del periodo. Ese mismo año coprotagonizará Hangup/Superdude desconocida blaxploitation que cerró la carrera cinematográfica del gran Henry Hathaway y se la puede encontrar en un par de películas anteriores dirigidas por Arthur Marks: Gabriella (1972) y The Roommates (1973). Posteriormente pasó a la TV donde su presencia se irá diluyendo a medida que avanzaba la década.



Monday, December 7, 2009

BLACKENSTEIN (1973)



Siguiendo con la operación de cambio de color de piel en algunos de los grandes monstruos clásicos de la mitología del fantástico, la A.I.P. de Samuel Arkoff empezó a preparar una adaptación muy libre de los personajes creados por Mary Shelley en su inmortal Frankenstein, con el fin de celebrar su producción número 100. El film, al que se le iba a dotar de un presupuesto ligeramente más alto que el de otros productos de la compañía, abriría una trilogía sobre el afromonstruo que tenía que haberse completado con The Fall of House of Blackenstein y Blackenstein III. Sin embargo, en un momento dado el proyecto fue finalmente desechado y vendido a la desconocida Frisco Productions que a la postre llevo a buen puerto la producción de la película con un presupuesto muy reducido. El resultado fue una de las propuestas más delirantes y zetosas que se recuerdan, nula artísticamente, donde terror y torpeza van encantadoramente unidos, a fuerza de acumular situaciones previsibles y momentos de indudable delirio.



La doctora Winifred Walker vuelve a L.A. tras doctorarse y acude a ver a su viejo maestro el Dr. Stein, uno de esos entrañables científicos locos, con el fin de que pueda ayudar a su prometido Eddie, el cual perdió brazos y piernas durante su estancia en Vietnam. Al parecer, el Dr. Stein ha creado una formula especial a base de ADN que permite la reincorporación de miembros aunque estos pertenezcan a diferentes donantes. Sin embargo, Malcolm el asistente del médico celoso por su amor no correspondido por Winnifred saboteará el proyecto, lo que convertirá a Eddie en un monstruo sediento de sangre.



Blackenstein es una de esas curiosidades cinematográficas única y exclusivamente disfrutable por los degustadores de los subsuelos cinematográficos. Para hacernos una idea: como si nos encontráramos ante una obra del finado Al Adamson con evidentes elementos sacados de una producción Monogram y de indudable encanto camp. El guión, obra de Frank R. Saletri (productor del simpático embolado) está trufado de momentos gore, escenas pseudorománticas, alegatos antirracistas, speech cómicos, actuaciones musicales, investigación policial, situaciones propias de culebrón, asesinatos a ritmo tortuga, algún que otro experimento fallido, y afortunadamente mucho humor involuntario. Espejo del despropósito es su innenarrable banda sonora donde excelentes temas blues a cargo de Cardella Di Milo chocan irremediablemente con una variopinta selección de música enlatada.



El monstruo, al que simple y llanamente tendremos que llamar Eddie (¿alguien sabe por que demonios llamaron a la película Blackenstein?) es uno de los más patéticos, entrañables y divertidos que se recuerdan. Ver sus embestidas asesinas ante victimas de la talla de la psicotrónica Liz Renay o deambular torpemente entre decorados, calles y escenarios abandonados provoca en el espectador más curtido una irremediable y singular empatía. Su interpretación a base de gruñidos y cara de palo no mejora irremediablemente la del conjunto de actores, exceptuando lógicamente a los veteranos John Hart y Andrea King, pero al menos resulta más simpática.



Otro de los puntos fuertes de la película es el singular laboratorio, toda una joya para los aficionados al mobiliario con lucecitas, en cuya elaboración se utilizaron algunos objetos del clásico decorado del Frankenstein de James Whale. De hecho, Ken Strickfaden, responsable de algunos FX del film del citado clásico de la Universal, participa en cometidos similares en la película. El citado laboratorio está alojado en la misteriosa mansión del Dr. Stein, situada en Beverly Hills, donde repentinamente estallan estruendosas tormentas, dignas de algún lejano lugar montañoso perdido en Austria o Transilvania.. Blackenstein fue dirigida y montada por William A. Levey, un cineasta curtido en todo tipo de irresponsabilidades filmicas: Erotic Encounters of the Fourth Kind, Slumber Party´57, The Happy Hooker goes to Washington, Skatetown USA, Hellgate…Habrá que seguirle la pista.



Preview on Feedage: hollywood-celebz Add to My Yahoo! Add to Google! Add to AOL! Add to MSN
Subscribe in NewsGator Online Add to Netvibes Subscribe in Pakeflakes Subscribe in Bloglines Add to Alesti RSS Reader
Add to Feedage.com Groups Add to Windows Live iPing-it Add to Feedage RSS Alerts Add To Fwicki
My Zimbio
My Ping in TotalPing.com

Total Pageviews